Los peores estudiantes que puedes tener en un examen
Los nervios nos invaden en la época de exámenes y pasamos por una ola de sensaciones que nos transforman

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Los nervios nos invaden en la época de exámenes y pasamos por una ola de sensaciones que nos transforman
La época de exámenes y nuestro comportamiento durante estas semanas es digno de cualquier estudio sociológico.
Durante ese tiempo pasamos por una montaña rusa de sensaciones, trabajo, cansancio, inseguridades, que llegan a su fin el día del examen.
Y ese día, cada uno de los estudiantes da muestra de sus nervios de distinta manera y se dispone a enfrentarse al examen de la mejor manera posible.
Estos son algunos de los tipos de estudiantes que puedes encontrarte en la sala de un examen.
Siempre te toparás con el alumno que, ante la pregunta de cómo lo lleva, te responderá que no ha tenido casi tiempo de estudiar y que se presenta al examen para probar suerte y ver las preguntas.
Sin embargo, dará la casualidad, que el estudiante que te da esa respuesta es la persona que siempre sale muy satisfecha de los exámenes y consigue muy buenos resultados.
Nunca falla el perfil inseguro que niega su preparación, se exige más que los demás, y aunque lo niegue, está consiguiendo un buen expediente académico.
El típico compañero inquieto y nervioso, y con cierta tendencia a los tics nerviosos.
Dará muestra de esto a lo largo de todo el examen, sobre todo si cuenta con un boli de muelle y no deja de jugar con él mientras lee las preguntas.
Ya sabes, adelántate a sus tics y regálale un kit de bolígrafos sin muelle y con capuchón.
Y aquí llega el alumno que siempre acaba el primero y sale orgulloso del aula, disfrutando de su primera posición.
No sabemos cómo se las ingenia, pero siempre es capaz de acabar el primero y todos levantamos la cabeza para admirarle y pensar cómo lo ha hecho, cuando tu todavía estás por la mitad.
Junto a tu compañero fan de los bolis de muelle, tenemos al estudiante que no puede mantenerse quieto y es capaz de adoptar mil posturas por minuto.
Ya sabes, localízalo cuando entre en el aula, mira donde se sienta y evita sentarte cerca para que no te distraiga.
Y llega el momento en que uno de los alumnos acaba su examen, pone su boli en la mesa, ordena sus folios, y lo hace de tal manera, que el resto de aula se percata de sus acciones.
Sale triunfante y ruidosamente de la clase y tu no puedes parar de mirar el reloj.
Nunca sabremos cómo lo hacen, o si tienen una letra de gran tamaño, pero a todos nos provoca gran inquietud cuando hay un par de estudiantes que no paran de pedir más hojas y se ponen a rellenarlas frenéticamente en cuanto se las entregan.
Y por fin, entregas tu examen, respiras aliviado y te diriges a la puerta con ganas de tomarte un descanso. Y ahí está, tu infatigable compañero que está deseando contrastar las respuestas y saber el resultado de todos tus ejercicios.
Seas quien seas, recuerda respirar profundo antes de comenzar a escribir y evadirte de todo lo que ocurre en el aula y al resto de estudiantes. ¡Mucha suerte!
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